El consumo de drogas sigue estando muy presente entre la población penitenciaria. El 53,5% reconoce que tomaron drogas en su último mes de libertad y el 16,8% en los últimos 30 días de cárcel, según refleja la Encuesta sobre Salud y Consumo de Drogas en Población Interna en Instituciones Penitenciarias. Con motivo de la celebración del día de la Merced, Patim reclama más recursos sanitarios para equiparar su atención a la del resto de la sociedad. Una propuesta que también lanza UNAD con el objetivo de poner fin a la invisibilización de la población con adicciones encarcelada.

Patim ha asistido al acto organizado por Instituciones Penitenciarias en el centro penitenciario de Albocàsser, como una de las entidades que está trabajando –desde hace treinta años- con esta población vulnerable a través de distintas actuaciones que se llevan a cabo dentro y fuera del entorno penitenciario. Desde la reeducación y abordaje de la violencia de género; el programa para la ejecución de trabajos en beneficio de la comunidad y el control analítico de presos en tercer grado o su incorporación sociolaboral.

Desde UNAD explican que las demandas de las personas reclusas -recogidas en un reciente estudio sobre una muestra de 1.000 personas privadas de libertad- ponen de manifiesto la necesidad de “más personal sanitario y una mayor frecuencia en las atenciones, al tiempo que denuncian la excesiva medicalización que se realiza en prisiones”.

Los datos recogidos en “La situación de las personas con adicciones en las prisiones españolas: una visión con perspectiva de género”, elaborado por UNAD, evidencian que la población reclusa es “muy vulnerable” ya que, además de por las adicciones, “está marcada” por los contextos de pobreza, las carencias educativas, las violencias sufridas a lo largo de su vida –especialmente las mujeres-, y los problemas de salud mental.

Una de cada seis mujeres y uno de cada nueve hombres no tiene donde vivir una vez cumplan sus condenas, advierte el estudio. El 45% de las personas reclusas manifiesta haber sufrido alguna vez en su vida malos tratos físicos, un dato que se eleva hasta el 74% en el caso de las mujeres.