La presión que ejerce la masculinidad hegemónica es una de las principales causas que frena el acceso de las mujeres con adicciones a un recurso especializado y también condiciona su evolución durante el proceso de tratamiento. Desde Patim advierten que las desigualdades de género ante el cuidado de menores, la atención a familiares mayores o el sentimiento de culpabilidad por incumplir una serie de roles heredados se convierte en una carga para muchas pacientes que “interfiere de forma negativa” en su toma de decisiones.
Diversos estudios recientes estiman que solo un 25% de las personas que piden ayuda por adicciones son mujeres, cuya consecuencia directa es la “masculinización” progresiva de los recursos asistenciales. “Las adicciones afectan a ambos sexos por igual pero, en este escenario, hombres y mujeres con problemas de adicciones o juego no son juzgados de la misma forma, ni soportan la misma carga social” asegura el presidente de Patim, Francisco López y Segarra, “porque los roles de género suponen una presión añadida para ellas, que refuerzan estigmas e incluso son la causa que hay detrás de muchas recaídas durante su proceso de reinserción”. Para romper esta tendencia, en Patim desde hace años se han incorporado talleres e impulsado iniciativas específicas para responder a una realidad “invisibilizada en cifras” y afectada por un doble estigma: ser mujer y drogodependiente. “No hay que perder de vista que la mujer cuando llega a tratamiento lo hace normalmente sola y más deteriorada que el hombre”, añade.
Durante 2022, Patim ha atendido a 72 mujeres en sus dos centros de día –Castellón y Valencia-, lo que supone un tercio del total de personas que han acudido a ellos en busca de apoyo. En todos los recursos de esta organización –también en la comunidad terapéutica y en las viviendas para mujeres- se trabajan los conceptos maternidad y adicción, salud y autocuidado y además se realizan talleres específicos sobre violencia de género, con hombres y con mujeres. “Hay que abordar las relaciones sociales y familiares en aras de fomentar una red saludable con la que puedan contar durante su proceso pero también hay que ayudarles a empoderarse –explica López y Segarra- por eso nuestros talleres de inteligencia emocional y habilidades sociales tienen un enfoque de género”.
La mayoría de las mujeres que acuden a tratamiento a Patim tienen más de 40 años, presentan un problema de abuso en el consumo de cocaína y alcohol y tienen antecedentes familiares en conductas adictivas. Patim gestiona en la actualidad dos programas dirigidos a mujeres que están acreditados por la Conselleria de Sanidad: la Vivienda de Apoyo a la incorporación Sociolaboral (2011) y la Vivienda de Apoyo al Tratamiento (2017). Unos recursos residenciales por lo que han pasado 39 pacientes en el último año.
“Si no deconstruimos la masculinidad, la atención a las mujeres con problemas de drogas seguirá siendo minoritaria y mirando hacia el futuro resulta inquietante comprobar que esta conducta sigue repitiéndose entre los consumidores más jóvenes”, concluye el sociólogo López y Segarra.