Un grupo de reclusos de la prisión de Albocàsser acaba de iniciar un programa de prevención de violencia de género. En total 16 hombres, seleccionadas por la Junta de Tratamiento del centro, asisten a las sesiones que imparten los técnicos de Patim. Se trata de talleres reeducativos en “nuevas masculinidades” a través de los que se intenta revisar desde distintos enfoques la construcción de la identidad masculina. Es el cuarto programa que Patim desarrolla en Castellón sobre esta conducta.

 

El taller ya ha realizado su primera sesión y en los próximos meses están previstos distintos talleres semanales para que los participantes vayan revisando los valores masculinos tradicionales y las pautas de comportamiento que han interiorizado. Por medio de distintas dinámicas se pretende visualizar la discriminación del género femenino y reflexionar sobre sus consecuencias en la construcción de las identidades. También, se incidirá en otros planteamientos como desentrañar el proceso de aprendizaje para sacar a relucir aspectos nocivos relacionados con la masculinidad, acercar la perspectiva de género al plano personal para analizar su influencia en nuestras emociones o el uso de un lenguaje no sexista.

La finalidad es dotar a los participantes de herramientas de análisis para establecer conexiones entre el comportamiento violento individual y la sociedad que lo fomenta, reflexionar sobre la condición de subordinación que históricamente ha tenido la mujer y la diferencia e inequidad en las relaciones de género. “Nos gustaría conseguir la superación de conceptos enraizados en el hombre, en su mundo interior, que perjudican y facilitan no solo una identidad inapropiada sino dañina”, explica Ariel de Lucas, trabajador social de Patim, encargado de impartir estos talleres. “Queremos abrir su mirada, dotarles de herramientas y motivación para que sean conscientes del cambio social que les planteamos”, añade. Durante el último año, los técnicos han impartido también talleres de ludopatía y tabaquismo en este centro penitenciario.

Consejo Social Penitenciario

Patim es una de las diez organizaciones que participan en el Consejo Social Penitenciario de ámbito estatal, órgano consultivo de la Secretaría de Instituciones Penitenciarias que tiene como función la coordinación de las actuaciones de las entidades sociales y organizaciones no gubernamentales que intervienen en el entorno penitenciario, así como la participación de éstas en el desarrollo de propuestas programáticas, evaluación y planificación estratégica de actuaciones en materia de programas sociales e inserción. Esta entidad también forma parte de los Consejos Sociales Penitenciario Locales de las dos prisiones de Castellón.

Durante los últimos diez años, Patim ha atendido a casi 400 personas a través de cuatro programas específicos para abordar la violencia de género, dos de ellos dentro de la prisión Castellón I, a los que se suma el que acaba de iniciar el centro de Albocàsser y uno externo. Unas iniciativas dirigidas al tratamiento, reeducación y sensibilización de penados y población general. En el centro de la carretera Alcora se inició en 2006 el programa de intervención en conductas violentas, por el que han pasado hasta el momento más de cien personas que, de forma voluntaria solicitan participar en las sesiones. Una psicóloga de Patim se encarga de realizar la intervención semanal con los presos seleccionados. También se realizan talleres preventivos con reclusos del módulo de jóvenes y de respeto y, por el momento, han participado 136 personas. “La educación recibida, cómo hemos sido enseñados en roles de género y cómo los vivimos, es una situación que junto a la presión social, hay que romper para poder lograr un nuevo itinerario de vida, que facilite el crecimiento y la implicación como sujeto activo en la educación de las nuevas masculinidades”, puntualiza el presidente de esta organización, Francisco López y Segarra.

Patim desarrolla además un programa reeducativo para maltratadores fuera de prisión. En el centro de día se realizan sesiones -individuales y grupales- para aquellas personas a las que se les ha suspendido la condena temporalmente a cambio de asistir a este programa. Se trata de una medida alternativa, gestionada por Servicios Sociales Penitenciarios, que ya ha sido aplicada a más de un centenar de personas desde 2008. En este caso, el perfil es el de un hombre, separado, mayor de 26 años, de nacionalidad española, con estudios primarios y en paro, que comenzó a consumir alcohol o drogas ilegales entre los 15 y 18 años. “Hay que generar un crecimiento a nivel personal como hombres, que el género masculino aporte valores positivos, nunca comportamientos dañinos hacia el género femenino e incluso, y con total seguridad, hacia el propio género masculino”, remarca López y Segarra.

En los últimos diez años, la organización ha ido incorporando los talleres de prevención en violencia de género en su centro de día y en la comunidad terapéutica, para abordar con la población drogodependiente esta conducta a través de la educación en nuevas masculinidades. Además, se ha colaborado de forma activa en la edición de numerosas guías y manuales para la formación de profesionales sociosanitarios en la detección y abordaje de esta problemática.

Patim es una entidad no gubernamental especializada en intervención e integración en adicciones y otras conductas. Hace 25 años que comenzó a colaborar con el centro penitenciario de Castellón, viviendo de cerca su evolución interna. Por otro lado, Patim ha sido distinguida por el Ministerio del Interior, a propuesta de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, con la medalla de plata al mérito social penitenciario en 2009.